jueves, 26 de noviembre de 2009

UNA SOCIEDAD MUERTA…


El Ser biológico, “el Ser-cuerpo”, que somos tú y yo, Colba, se halla enfrentado desde el primer momento de su aparecer a una batalla destructora en la que le es imposible genuinamente escapar. El Ser lucha con su propia muerte. O mejor dicho, para poder jugar al juego de la Existencia el hombre ha tenido que firmar antes sus credenciales que lo designan como Ser orientado a la muerte. Y nuestra destrucción comienza en el instante en que comienza nuestra vida.
Esta imagen asoladora de la existencia humana es atenuada por la sociedad. De suerte que no estamos solos ante el infortunio y que compartimos la misma materia. La sociedad, con su estructura y funcionalidad complejas así como también su predisposición a perpetuarse, hace de parangón sobre esta otra realidad que, por otro lado, actúa contraria a sus leyes. El hombre cuando se encuentra pertrechado por la convivencia con sus semejantes pierde de vista lo inevitable de su condición objetiva. En este caso no es ya la religión, sino la sociedad la que narcotiza al propio hombre.
De ahí, Colba, tu inquietud lograda por la ausencia en tu vida de estos sortilegios mágicos: ¿Qué sucede cuando la sociedad no es capaz de favorecer el progreso de la especie y se hace cómplice de esas fuerzas corrosivas originarias? Lamentablemente, Colba, ahí predomina un archipiélago en desorden agitado por el movimiento entrópico de la naturaleza. Se disipa la tensión entre existencia y muerte del ser y la actividad humana se contamina con la plasta amorfa del sinsentido.
Pero ten mucho cuidado en pensar que por estar el animal agolpado entre opulentos manjares y suntuoso atuendo su dueño se apiadará de él en el momento del sacrificio. Lucha, eso sí, por tu comida, tu vestido y otras cosas más pero sin olvidar las reglas del juego del que formas parte.

1 comentario:

  1. Gracias por trasladarme con tus palabras a las aulas de filosofía y humanidades, por recordarme conceptos como la entropía, o expresiones heideggerianas como el ser orientado hacia la muerte que todos somos. Un gran texto, escrito de manera formidable, por las metáforas y las verdades.
    Gracias por dejar que otros veamos a través de tus ojos, gracias por las botellas-correo que lanzas a este mar-blog de internet al que volveré para navegar y leerte.
    Un abrazo y mis deseos de que sean muchos quienes lean tus palabras.

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